lunes, 23 de enero de 2017
Los polos opuestos se atraen
Toda mujer necesita su otra media sonrisa,
y eso es lo que él es, el provocador de todas ellas.
Por suerte o por desgracia, es el culpable.
Dónde estaría, sino, el culpable de la sonrisa
que provoca verle todas las mañanas,
el hecho de saber
que ha dormido junto a ti, afortunada,
el olor que deja en las sabanas,
que juega en perfecta armonía,
con el calor que provoca el roce de las caricias,
suaves, deliciosas, excitantes.
Que incitan a pensar y no pensar,
a pensar en lo que piensas,
a pensar en lo que él piensa.
En un beso quizá, yo sí
¿Y él? En sexo
Yo ahora también
Y en sus ojos
Y en sus labios suaves, dulces, deliciosos,
que crean adicción, que enganchan,
encantan.
Obligan a ser unidos con los tuyos.
A medida que se acercan, te acercas
y como si se tratara de dos imanes con polos opuestos
te refugias en ellos.
Su olor, su calor, sus manos,
sus ojos, su espalda,
sus labios te pertenecen a ti ahora.
Eres toda suya, te ha ganado
cosa que no te importa demasiado.
Porque es
tu
media
sonrisa.
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